jueves, 26 de septiembre de 2013

HOMENAJE A DON ANTONIO FERNÁNDEZ ESTÉVEZ


El próximo sábado día 28 de septiembre a las 10.30 h. tomarán posesión en la Santa Iglesia Catedral los once nuevos canónigos designados por el Sr. Arzobispo. Así nuestro párroco y director espiritual el Rvdo. Sr. Don Francisco Román Castro tomará posesión como Canónigo Doctoral y nuestro anterior párroco el Ilmo. Sr. D. Antonio Fernández Estévez como Canónigo Dignidad de Maestrescuela.

El mismo sábado a partir de las 21.30 horas en el Restaurante Pando de la calle San Eloy y organizado por la comunidad Parroquial,tendrá lugar un homenaje a Mons. D. Antonio Fernández Estévez.

Os animamos a acompañar en la mañana a Don Francisco y Don Antonio y a asistir al acto de la noche donde podremos agradecer a Don Antonio tantos años al servicio de la Parroquia y de nuestra Hermandad como Director Espiritual.

Para más información y reserva pueden dirigirse a la sacristía a nuestro hermano Jose María Cordón.

AÑO DE LA FE. COMPENDIO DEL CATECISMO (XCIX)

TERCERA PARTE

LA VIDA EN CRISTO

PRIMERA SECCIÓN

LA VOCACIÓN DEL HOMBRE: LA VIDA EN EL ESPÍRITU

CAPÍTULO TERCERO
LA SALVACIÓN DE DIOS: LA LEY Y LA GRACIA
LA LEY MORAL



415. ¿Qué es la ley moral? (1950-1953; 1975-1978)
La ley moral es obra de la Sabiduría divina. Prescribe al hombre los caminos y las reglas de conducta que llevan a la bienaventuranza prometida, y prohíbe los caminos que apartan de Dios.

416. ¿En qué consiste la ley moral natural? (1954-1960; 1978-1979)
La ley natural, inscrita por el Creador en el corazón de todo hombre, consiste en una participación de la sabiduría y bondad de Dios, y expresa el sentido moral originario, que permite al hombre discernir el bien y el mal, mediante la razón. La ley natural es universal e inmutable, y pone la base de los deberes y derechos fundamentales de la persona, de la comunidad humana y de la misma ley civil.

417. ¿Son todos capaces de percibir la ley natural? (1960)
A causa del pecado, no siempre ni todos son capaces de percibir en modo inmediato y con igual claridad la ley natural. Por esto, “Dios escribió en las tablas de la Ley lo que los hombres no alcanzaban a leer en sus corazones” (San Agustín).

418. ¿Qué relación existe entre la ley natural y la Ley antigua?
(1961-1962; 1980-1981)
La Ley antigua constituye la primera etapa de la Ley revelada. Expresa muchas verdades naturalmente accesibles a la razón, que se encuentran afirmadas y convalidadas en las Alianzas de la salvación. Sus prescripciones morales, recogidas en los Mandamientos del Decálogo, ponen la base de la vocación del hombre, prohíben lo que es contrario al amor de Dios y del prójimo y indican lo que les es esencial.

419. ¿Cómo se sitúa la Ley antigua en el plano de la salvación? (1963-1964; 1982)
La Ley antigua permite conocer muchas verdades accesibles a la razón, señala lo que se debe o no se debe hacer, y sobre todo, como un sabio pedagogo, prepara y dispone a la conversión y a la acogida del Evangelio. Sin embargo, aun siendo santa, espiritual y buena, la Ley antigua es todavía imperfecta, porque no da por sí misma la fuerza y la gracia del Espíritu para observarla.

420. ¿En qué consiste la nueva Ley o Ley evangélica? (1965-1972; 1983-1985)
La nueva Ley o Ley evangélica, proclamada y realizada por Cristo, es la plenitud y el cumplimiento de la ley divina, natural y revelada. Se resume en el mandamiento de amar a Dios y al prójimo, y de amarnos como Cristo nos ha amado. Es también una realidad grabada en el interior del hombre: la gracia del Espíritu Santo, que hace posible tal amor. Es “la ley de la libertad” (St 1, 25), porque lleva a actuar espontáneamente bajo el impulso de la caridad.

“La Ley nueva es principalmente la misma gracia del Espíritu Santo que se da a los que creen en Cristo” (Santo Tomás de Aquino).

421. ¿Dónde se encuentra la Ley nueva? (1971-1974; 1986)
La Ley nueva se encuentra en toda la vida y la predicación de Cristo y en la catequesis  moral de los Apóstoles; el Sermón de la Montaña es su principal expresión.

martes, 24 de septiembre de 2013

AÑO DE LA FE. COMPENDIO DEL CATECISMO (XCVIII)

TERCERA PARTE

LA VIDA EN CRISTO

PRIMERA SECCIÓN

LA VOCACIÓN DEL HOMBRE: LA VIDA EN EL ESPÍRITU

CAPÍTULO SEGUNDO
LA COMUNIDAD HUMANA


LA JUSTICIA SOCIAL

411. ¿Cómo asegura la sociedad la justicia social? (1928-1933; 1943-1944)
La sociedad asegura la justicia social cuando respeta la dignidad y los derechos de la persona, finalidad propia de la misma sociedad. Ésta, además, procura alcanzar la justicia social, vinculada al bien común y al ejercicio de la autoridad, cuando garantiza las condiciones que permiten a las asociaciones y a los individuos conseguir aquello que les corresponde por derecho.

412. ¿En que se fundamenta la igualdad entre los hombres? (1934-1935; 1945)
Todos los hombres gozan de igual dignidad y derechos fundamentales, en cuanto que, creados a imagen del único Dios y dotados de una misma alma racional, tienen la misma naturaleza y origen, y están llamados en Cristo, único Salvador, a la misma bienaventuranza divina.

413. ¿Cómo hay que juzgar el hecho de la desigualdad entre los hombres? (1936-1938; 1946-1947)
Existen desigualdades económicas y sociales inicuas, que afectan a millones de seres humanos, que están en total contraste con el Evangelio, son contrarias a la justicia, a la dignidad de las personas y a la paz. Pero hay también diferencias entre los hombres, causadas por diversos factores, que entran en el plan de Dios. En efecto, Dios quiere que cada uno reciba de los demás lo que necesita, y que quienes disponen de talentos particulares los compartan con los demás. Estas diferencias alientan, y con frecuencia obligan, a las personas a la magnanimidad, la benevolencia y la solidaridad, e incitan a las culturas a enriquecerse unas a otras.

414. ¿Cómo se expresa la solidaridad humana? (1939-1942; 1948)
La solidaridad, que emana de la fraternidad humana y cristiana, se expresa ante todo en la justa distribución de bienes, en la equitativa remuneración del trabajo y en el esfuerzo en favor de un orden social más justo. La virtud de la solidaridad se realiza también en la comunicación de los bienes espirituales de la fe, aún más importantes que los materiales.

jueves, 19 de septiembre de 2013

AÑO DE LA FE. COMPENDIO DEL CATECISMO (XCVII)

TERCERA PARTE

LA VIDA EN CRISTO

PRIMERA SECCIÓN

LA VOCACIÓN DEL HOMBRE: LA VIDA EN EL ESPÍRITU

CAPÍTULO SEGUNDO
LA COMUNIDAD HUMANA

LA PARTICIPACIÓN EN LA VIDA SOCIAL
 
405. ¿En qué se funda la autoridad de la sociedad? (1897-1902; 1918-1920)
Toda sociedad humana tiene necesidad de una autoridad legítima, que asegure el orden y contribuya a la realización del bien común. Esta autoridad tiene su propio fundamento en la naturaleza humana, porque corresponde al orden establecido por Dios.

406. ¿Cuándo se ejerce la autoridad de manera legítima? (1903-1904; 1921-1922; 1901)
La autoridad se ejerce de manera legítima cuando procura el bien común, y para conseguirlo utiliza medios moralmente lícitos. Por tanto, los regímenes políticos deben estar determinados por la libertad de decisión de los ciudadanos y respetar el principio del “Estado de derecho”. Según tal principio, la soberanía es prerrogativa de la ley, no de la voluntad arbitraria de los hombres. Las leyes injustas y las medidas contrarias al orden moral no obligan en conciencia.

407. ¿Qué es el bien común? (1905-1906; 1924)
Por bien común se entiende el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible, a los grupos y a cada uno de sus miembros, el logro de la propia perfección.
 
408. ¿Qué supone el bien común? (1907-1909; 1925)
El bien común supone: el respeto y la promoción de los derechos fundamentales de la persona, el desarrollo de los bienes espirituales y temporales de la persona y la sociedad, y la paz y la seguridad de todos.

409. ¿Dónde se realiza de manera más completa el bien común? (1910-1912; 1927)
La realización más completa del bien común se verifica en aquellas comunidades políticas que defienden y promueven el bien de los ciudadanos y de las instituciones intermedias, sin olvidar el bien universal de la familia humana.

410. ¿Cómo participa el hombre en la realización del bien común? (1913-1917; 1926)
Todo hombre, según el lugar que ocupa y el papel que desempeña, participa en la realización del bien común, respetando las leyes justas y haciéndose cargo de los sectores en los que tiene responsabilidad personal, como son el cuidado de la propia familia y el compromiso en el propio trabajo. Por otra parte, los ciudadanos deben tomar parte activa en la vida pública, en la medida en que les sea posible.

martes, 17 de septiembre de 2013

AÑO DE LA FE. COMPENDIO DEL CATECISMO (XCVI)

TERCERA PARTE

LA VIDA EN CRISTO

PRIMERA SECCIÓN

LA VOCACIÓN DEL HOMBRE: LA VIDA EN EL ESPÍRITU

CAPÍTULO SEGUNDO
LA COMUNIDAD HUMANA

LA PERSONA Y LA SOCIEDAD
 
401. ¿En qué consiste la dimensión social del hombre? (1877-1879; 1890-1891)
Junto a la llamada personal a la bienaventuranza divina, el hombre posee una dimensión social que es parte esencial de su naturaleza y de su vocación. En efecto, todos los hombres están llamados a un idéntico fin, que es el mismo Dios. Hay una cierta semejanza entre la comunión de las Personas divinas y la fraternidad que los hombres deben instaurar entre ellos, fundada en la verdad y en la caridad. El amor al prójimo es inseparable del amor a Dios.

402. ¿Qué relación existe entre persona y sociedad? (1881-1882;1892-1893)
La persona es y debe ser principio, sujeto y fin de todas las instituciones sociales. Algunas sociedades, como la familia y la comunidad civil, son necesarias para la persona. También son útiles otras asociaciones, tanto dentro de las comunidades políticas como a nivel internacional, en el respeto del principio de subsidiaridad

403. ¿Qué indica el principio de subsidiaridad? (1883-1885; 1894)
El principio de subsidiaridad indica que una estructura social de or den superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándole de sus competencias, sino que más bien debe sostenerle en caso de necesidad.

404. ¿Qué más requiere una auténtica convivencia humana? (1886-1889; 1895-1896)
Una auténtica convivencia humana requiere respetar la justicia y la recta jerarquía de valores, así como el subordinar las dimensiones materiales e instintivas a las interiores y espirituales. En particular, cuando el pecado pervierte el clima social, se necesita hacer un llamamiento a la conversión del corazón y a la gracia de Dios, para conseguir los cambios sociales que estén realmente al servicio de cada persona, considerada en su integridad. La caridad es el más grande mandamiento social, pues exige y da la capacidad de practicar la justicia.

jueves, 12 de septiembre de 2013

AÑO DE LA FE. COMPENDIO DEL CATECISMO (XCV)

TERCERA PARTE

LA VIDA EN CRISTO

PRIMERA SECCIÓN

LA VOCACIÓN DEL HOMBRE: LA VIDA EN EL ESPÍRITU

CAPÍTULO PRIMERO
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS

EL PECADO

396. ¿Cuándo se comete un pecado venial? (1862-1864; 1875)
El pecado venial, que se diferencia esencialmente del pecado mortal, se comete cuando la materia es leve; o bien cuando, siendo grave la materia, no se da plena advertencia o perfecto consentimiento. Este pecado no rompe la alianza con Dios. Sin embargo, debilita la caridad, entraña un afecto desordenado a los bienes creados, impide el progreso del alma en el ejercicio de las virtudes y en la práctica del bien moral y merece penas temporales de purificación.

397. ¿Cómo prolifera en nosotros el pecado? (1865, 1876)
El pecado prolifera en nosotros pues uno lleva a otro, y su repetición genera el vicio.

398. ¿Qué son los vicios? (1866-1867)
Los vicios, como contrarios a las virtudes, son hábitos perversos que oscurecen la conciencia e inclinan al mal. Los vicios pueden ser referidos a los siete pecados llamados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.

399. ¿Tenemos responsabilidad en los pecados cometidos por otros? (1868)
Tenemos responsabilidad en los pecados de los otros cuando cooperamos culpablemente a que se comentan.

400. ¿Qué son las estructuras de pecado? (1869)
Las estructuras de pecado son situaciones sociales o instituciones contrarias a la ley divina, expresión y efecto de los pecados personales

martes, 10 de septiembre de 2013

AÑO DE LA FE. COMPENDIO DEL CATECISMO (XCIV)

TERCERA PARTE

LA VIDA EN CRISTO

PRIMERA SECCIÓN

LA VOCACIÓN DEL HOMBRE: LA VIDA EN EL ESPÍRITU

CAPÍTULO PRIMERO
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS

EL PECADO

391. ¿Qué supone para nosotros acoger la misericordia de Dios? (1846-1848; 1870)
Acoger la misericordia de Dios supone que reconozcamos nuestras culpas, arrepintiéndonos de nuestros pecados. Dios mismo, con su Palabra y su Espíritu, descubre nuestros pecados, sitúa nuestra conciencia en la verdad sobre sí misma y nos concede la esperanza del perdón.

392. ¿Qué es el pecado? (1849-1851; 1871-1872)
El pecado es “una palabra, un acto o un deseo contrarios a la Ley eterna” (San Agustín). Es una ofensa a Dios, a quien desobedecemos en vez de responder a su amor. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Cristo, en su Pasión, revela plenamente la gravedad del pecado y lo vence con su misericordia.

393. ¿Hay diversidad de pecados? (1852-1853; 1873)
La variedad de los pecados es grande. Pueden distinguirse según su objeto o según las virtudes o los mandamientos a los que se oponen. Pueden referirse directamente a Dios, al prójimo o a nosotros mismos. Se los puede también distinguir en pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión.

394. ¿Cómo se distinguen los pecados en cuanto a la gravedad? (1854)
En cuanto a la gravedad, el pecado se distingue en pecado mortal y pecado venial.

395. ¿Cuándo se comete un pecado mortal? (1855-1861; 1874)
Se comete un pecado mortal cuando se dan, al mismo tiempo, materia grave, plena advertencia y deliberado consentimiento. Este pecado destruye en nosotros la caridad, nos priva de la gracia santificante y, a menos que nos arrepintamos, nos conduce a la muerte eterna del infierno. Se perdona, por vía ordinaria, mediante los sacramentos del Bautismo y de la Penitencia o Reconciliación.

viernes, 6 de septiembre de 2013

MARÍA ES LA REINA DE LA PAZ


Su Santidad el Papa Francisco ha convocado para mañana sábado día 7 de septiembre, Vísperas de la fiesta de la Natividad de María, una jornada de ayuno y oración por la paz en Siria, Oriente Medio y el mundo entero. Unámonos todos a su Santidad solicitando la mediación de Nuestra Señora del Amparo, Reina de la Paz, ante el Espíritu Santo para que cese la guerra en el mundo y no empeore la situación en Siria.


MARÍA SANTÍSIMA DEL AMPARO, REINA DE LA PAZ, RUEGA POR NOSOTROS E INTERCEDE ANTE DIOS NUESTRO SEÑOR PARA QUE CESEN LOS CONFLICTOS EN SIRIA Y EN TODO EL MUNDO. AMÉN

El sábado a las 20:00 h. se celebrará una Eucaristía por la Paz en la Santa Iglesia Catedral de Sevilla.
Para más información Pinchar aquí

jueves, 5 de septiembre de 2013

TOMA DE POSESIÓN DE NUESTRO NUEVO PÁRROCO

El domingo día 8 de Septiembre, Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen, tomará posesión como nuevo cura párroco de la Real de Santa María Magdalena el sacerdote Don Francisco Román Castro. El acto tendrá lugar en el transcurso de la Solemne Eucaristía que dará comienzo a las 19:00 h y que será presidida por el Sr. Arzobispo de Sevilla Don Juan José Asenjo Pelegrina.


D. Francisco Román es también licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla y Doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Tras su ordenación sacerdotal fue párroco de  Santa María Magdalena, de Villamanrique de la Condesa, trasladándose a Roma en 1998 para realizar sus estudios de doctorado. A su regreso en 2004 fue Vicario Parroquial de Santa María Magdalena, de Arahal, y Vicecanciller del Arzobispado de Sevilla, así como formador del Seminario Metropolitano. Durante el curso 2009-2010 ejerció como Director Espiritual de la Hdad. de los Estudiantes, de Sevilla, y Delegado Diocesano de Pastoral Universitaria y Director del Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla (SARUS), al que ya estuvo vinculado como Adjunto a la Dirección durante su etapa de diácono.

Desde 2005 ha desempeñado diversos cargos en la Curia Diocesana, habiendo sido hasta su nombramiento como Párroco Secretario General y Canciller, así como Delegado Episcopal para los Asuntos Jurídicos Sacramentales. Forma parte de los Consejos Episcopal y Presbiteral y del Colegio de Consultores de la Archidiócesis. Don Francisco ha sido nombrado también recientemente Canónigo Doctoral de la Santa Iglesia Catedral.


Profesor del Centro de Estudios Teológicos, de Sevilla, además de la publicación de su tesis doctoral, “Incidencia del estado autonómico en las relaciones Iglesia-Estado”, cuenta con varios artículos sobre Derecho Eclesiástico del Estado en revistas especializadas, así como ha realizado diversas intervenciones en actividades de formación y promoción del diálogo fe-cultura dirigidas a la comunidad universitaria.

AÑO DE LA FE. COMPENDIO DEL CATECISMO (XCIII)

TERCERA PARTE

LA VIDA EN CRISTO

PRIMERA SECCIÓN

LA VOCACIÓN DEL HOMBRE: LA VIDA EN EL ESPÍRITU

CAPÍTULO PRIMERO
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS

LAS VIRTUDES

384. ¿Qué son las virtudes teologales? (1812-1813; 1840-1841) 
Las virtudes teologales son las que tienen como origen, motivo y objeto inmediato a Dios mismo. Infusas en el hombre con la gracia santificante, nos hacen capaces de vivir en relación con la Santísima Trinidad, y fundamentan y animan la acción moral del cristiano, vivificando las virtudes humanas. Son la garantía de la presencia y de la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano.

385. ¿Cuáles son las virtudes teologales? (1813)
Las virtudes teologales son la fe, la esperanza y la caridad

386. ¿Qué es la fe? (1814-1816; 1842)
La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha revelado, y que la Iglesia nos propone creer, dado que Dios es la Verdad misma. Por la fe, el hombre se abandona libremente a Dios; por ello, el que cree trata de conocer y hacer la voluntad de Dios, ya que “la fe actúa por la caridad” (Ga 5, 6).

387. ¿Qué es la esperanza? (1817-1821; 1843)
La esperanza es la virtud teologal por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y apoyándonos en la ayuda de la gracia del Espíritu Santo para merecerla y perseverar hasta el fin de nuestra vida terrena.

388. ¿Qué es la caridad? (1822-1829; 1844)
La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. Jesús hace de ella el mandamiento nuevo, la plenitud de la Ley. Ella es “el vínculo de la perfección” (Col 3, 14) y el fundamento de las demás virtudes, a las que anima, inspira y ordena: sin ella “no soy nada” y “nada me aprovecha” (1 Co 13, 2-3).

389. ¿Qué son los dones del Espíritu Santo? (1830-1831; 1845)
Los dones del Espíritu Santo son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir las inspiraciones divinas. Son siete: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.

390. ¿Qué son los frutos del Espíritu Santo? (1832)
Los frutos del Espíritu Santo son perfecciones plasmadas en nosotros como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: “caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad” (Ga 5, 22-23 [Vulgata]).

martes, 3 de septiembre de 2013

PRESENTACIÓN DE LA PRIMERA FASE DE RESTAURACIÓN DEL RETABLO MAYOR DE LA PARROQUIA


El jueves día 5 de septiembre a las 21:00 h será presentada oficialmente la conclusión de la primera fase de la restauración del Retablo Mayor de la Parroquia de Santa María Magdalena, que ha consistido fundamentalmente en la consolidación estructural, fijación de los estratos y limpieza del mismo. Esta restauración ha sido llevada a cabo por el equipo de D. José Joaquín Fijo León y D ª Almudena Fernández García, gracias en buena parte a la aportación económica realizada por la Real Maestranza de Caballería y la Fundación CajaSol.

En el acto intervendrá, además de los citados restauradores, el profesor de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla D. José Roda Peña.

La entrada es libre.




AÑO DE LA FE. COMPENDIO DEL CATECISMO (XCII)

TERCERA PARTE

LA VIDA EN CRISTO

PRIMERA SECCIÓN

LA VOCACIÓN DEL HOMBRE: LA VIDA EN EL ESPÍRITU

CAPÍTULO PRIMERO
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS

LAS VIRTUDES

377. ¿Qué es la virtud? (1803.1833)
La virtud es una disposición habitual y firme para hacer el bien: “El fin de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios” (San Gregorio de Nisa). Hay virtudes humanas y virtudes teologales.

378. ¿Qué son las virtudes humanas? (1804; 1810-1811; 1834-1839)
Las virtudes humanas son perfecciones habituales y estables del entendimiento y de la voluntad, que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta en conformidad con la razón y la fe. Adquiridas y fortalecidas por medio de actos moralmente buenos y reiterados, son purificadas y elevadas por la gracia divina. 

379. ¿Cuáles son las principales virtudes humanas? (1805; 1834)
Las principales virtudes humanas son las denominadas cardinales, que agrupan a todas las demás y constituyen las bases de la vida virtuosa. Son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.

380. ¿Qué es la prudencia? (1806; 1835)
La prudencia dispone la razón a discernir, en cada circunstancia, nuestro verdadero bien y a elegir los medios adecuados para realizarlo. Es guía de las demás virtudes, indicándoles su regla y medida.

381. ¿Qué es la justicia? (1807; 1836)
La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a los demás lo que les es debido. La justicia para con Dios se llama “virtud de la religión”.

382. ¿Qué es la fortaleza? (1808; 1838)
La fortaleza asegura la firmeza en las dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, llegando incluso a la capacidad de aceptar el eventual sacrificio de la propia vida por una causa justa.

383. ¿Qué es la templanza? (1809; 1838)
La templanza modera la atracción de los placeres, asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.